Y el primer rasgo característico del siglo XIX en Europa, y en el resto del mundo, se trató evidentemente, del romanticismo.
Este estilo, produjo todo un cambio en el pensamiento europeo; el surgimiento de la burguesía así como de nuevas fortunas forjadas a base de las revoluciones industriales que se llevaban a cabo por todo el siglo acabaron por sofocar al pensamiento barroco que dictaba la sumisión de los sentimientos al deber; con la llegada del pensamiento llamado “romántico” nuevos temas se exploraron desde la literatura hasta la música.
El romanticismo no solo implicaba la relevancia de las emociones, sino también del individuo y a su particular forma de pensar. Es así que encontramos la renovación de las formas musicales y la invención de nuevas, como el vals o la mazurca, que llegarían a ser unas de las composiciones más populares del siglo decimonónico.
A continuación os presento algunas piezas de compositores mexicanos; no haciendo a un lado el célebre vals de Juventino Rosas, pretendo mostrar una parte del gran número de piezas mexicanas, igualmente apreciables que el "Vals de las olas"
De clara influencia "chopineana", los compositores del país se enfocaron en el piano, que ya fuese como instrumento o mero artículo decorativo, se convirtió rápidamente en la fijación de los nuevos compositores decimonónicos del mundo y el objeto "in" de las clases pudientes.
Es indiscutible la influencia que Porfirio Díaz ejerció para la aceptación de la maravilla Europea en las últimas décadas del siglo; Francia era el país predilecto del general, y constantemente relucía a travéz de la arquitectura de la época. Es en esta época el mayor emprendimiento de bailes de salón en los que el vals y demás formas musicales citadas tuvieron su momento.
Un famoso vals de finales del Porfiriato
